El actual mercado laboral tecnológico continúa tensionado, y las organizaciones se muestran cada vez más selectivas en la contratación. Ante este panorama, Jolen Anderson (Chief People & Community Officer de BetterUp, firma que ayuda a las empresas y los profesionales a obtener lo mejor de sí y realizar los cambios de rumbo que demandan los mercados para adaptarse a ellos) recomienda ir «partido a partido«, cómo acostumbra a decir el entrenador del Atlético de Madrid, Diego Simeone, valorando los logros modestos, como asistir a un evento de networking, o matricularse en un curso para conquistar nuevas habilidades y conocimientos, para sostener el ánimo y mantener la inercia de la búsqueda de empleo.
Anderson ha realizado estas declaraciones a la CNBC en el marco de la última edición de la conferencia Uplift, organizada por la misma BetterUp.
Lo que a continuación delineó la directiva constituye una pauta para los profesionales que reciben una negativa después de varias rondas de entrevistas, de forma que conviertan el desenlace negativo en un punto de partida para fomentar nuevas relaciones dentro del sector. Anderson subrayó que cada interacción del proceso de selección deja una huella personal y puede traducirse en un futuro contacto valioso.
Del «lo sentimos», al contacto valioso
Aceptar un rechazo siempre resulta complicado, especialmente tras semanas de conversaciones y pruebas. Sin embargo, Anderson anima a contemplar esta respuesta como la ampliación inmediata de la agenda profesional: los entrevistadores (reclutador y equipo técnico incluidos) ya conocen las competencias del candidato y pueden convertirse en aliados para un futuro movimiento.
En palabras de la responsable de BetterUp, esas horas compartidas evidencian logros, experiencia y forma de trabajar, conformando con ello una tarjeta de presentación difícil de replicar en otros contextos y que merece ser aprovechada antes de que se diluya con el paso del tiempo.
Por lo tanto, la negativa no cierra únicamente la vacante, sino que abre una vía privilegiada hacia profesionales del mismo ámbito dispuestos, en ocasiones, a recomendar perfiles adecuados a otras organizaciones.
Primer paso: agradecer y preguntar
Lo que propone Anderson es enviar un mensaje de agradecimiento a la persona con la que se haya establecido mayor sintonía durante el proceso. En dicho mensaje, además de reconocer el tiempo invertido por la empresa, conviene expresar que las habilidades propias no encajaban en la posición concreta y, acto seguido, preguntar si existen otras vacantes internas o contactos externos que puedan resultar de interés.
El formato del mensaje puede ser un correo electrónico directo, un escrito a través de LinkedIn o, incluso, una comunicación que el reclutador remita en nombre del candidato. Lo esencial es actuar con rapidez, claridad y cortesía profesional.
La ejecutiva destaca que la petición de referencias no implica presumir de méritos ni requiere una argumentación extensa; basta con recordar brevemente la coincidencia de valores y objetivos mostrada durante las entrevistas.
Riesgo mínimo, beneficio potencial
Según Anderson, el peor escenario una vez hecho esto, es la ausencia de respuesta. No obstante, la apuesta resulta asimétrica: el coste para el candidato es casi nulo y, en cambio, la ganancia puede materializarse en una recomendación directa. Ella misma admite que, en múltiples ocasiones, ha derivado a candidatos descartados hacia amigos, empresas conocidas o roles más ajustados a su perfil.
En un mercado exigente, esta estrategia respalda la convicción de que las organizaciones buscan que cada profesional aporte valor y prospere. Para los responsables de TI y compras tecnológicas, el consejo de BetterUp subraya la importancia de preservar vínculos y de defender de manera proactiva la trayectoria propia, incluso cuando la primera respuesta sea negativa.