La industria de producción en todo el mundo experimenta un momento clave: según IFS, proveedor de software corporativo en la nube y especializado en IA industrial, las empresas del sector se enfrentan a presiones crecientes para incorporar soluciones tecnológicas que fortalezcan sus operaciones y reduzcan vulnerabilidades. El principal objetivo es el de garantizar la continuidad del negocio y responder a la demanda de procesos más ágiles, acompañados de prácticas respetuosas con el entorno.
Los datos manejados por IFS indican que algunas organizaciones que han empezado a integrar inteligencias automatizadas ya reflejan un aumento de un 50% más de agilidad y, de forma paralela, logran un 44% más de eficiencia operativa. Se prevé que, conforme avance la década, la incorporación de la IA en sistemas de planificación de recursos corporativos, se consolide como un estándar en 2030, momento en el que la automatización en los entornos de producción podría ser significativamente mayor.
La introducción de la IA también conlleva retos relacionados con la seguridad; la implantación de estas tecnologías implica reforzar las ciberdefensas, ya que las interconexiones y la gestión de datos sensibles abren nuevas puertas a posibles amenazas. Sin embargo, IFS subraya que una estrategia tecnológica sólida, combinada con formación interna, puede contribuir a una adopción segura y eficaz de estas herramientas.
IA generativa y la fuerza laboral del futuro
Mientras que la Inteligencia Artificial Generativa (GenAI) continúa redefiniendo procesos, el papel del trabajador en la industria evoluciona hacia funciones en las que la creatividad y la solución de problemas cobran mayor relevancia. La automatización de tareas rutinarias liberaría recursos que, de otra forma, estarían ocupados en actividades mecánicas, lo que reforzaría la capacidad de adaptarse a cambios repentinos en la producción.
En un entorno con escasez de talento y la perspectiva de un “Silver Tsunami” —situación donde una parte significativa de la plantilla alcanza la jubilación—, las compañías están invirtiendo en programas de formación digital para contrarrestar posibles déficits de personal especializado. Según la información facilitada por IFS, durante los próximos dos o tres años, los fabricantes planean destinar fondos a herramientas digitales y a capacitación de su fuerza laboral, de modo que puedan aprovechar al máximo las ventajas de la IA.
La idea de una fuerza laboral híbrida cobra fuerza ante la complejidad de los procesos productivos. En este formato, las tareas repetitivas o de mayor riesgo se encomiendan a sistemas automatizados, mientras que los equipos humanos se centran en labores de alto valor estratégico. Esta transición no elimina las funciones humanas, sino que redefine su ámbito de actuación y refuerza la importancia de la pericia técnica y el liderazgo.
Sostenibilidad y circularidad como prioridades estratégicas
Cada vez más, la industria manufacturera incorpora la sostenibilidad en sus operaciones, y la circularidad adquiere un papel primordial al plantear nuevas formas de diseñar, reutilizar y reciclar productos. Herramientas como los pasaportes digitales de productos, basados en tecnologías de cadena de bloques, permiten controlar la trazabilidad de los componentes y cumplir con la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD). Este enfoque allana el camino para un seguimiento más transparente de la vida útil y el impacto ambiental de cada elemento.
En 2027, las baterías industriales y las utilizadas en vehículos eléctricos dispondrán de pasaportes digitales de productos obligatorios, y se prevé que otras categorías, como los textiles, se sumen a esta iniciativa en el horizonte de 2030. La perspectiva de IFS sugiere que 2025 será el año en el que la circularidad dé un salto significativo, impulsada por la necesidad de optimizar recursos y reducir el impacto de las operaciones productivas sobre el medioambiente.
El auge de la sostenibilidad, junto con la inestabilidad geopolítica y el incremento de fenómenos climáticos extremos, está provocando un giro hacia modelos de producción localizados que priorizan la cercanía con el cliente y la reducción de riesgos en la cadena de suministro. Para ello, los fabricantes recurren a tecnologías como la fabricación aditiva y la robótica, las cuales aumentan la autonomía y facilitan la adaptación a entornos cambiantes.
La proyección de IFS indica que las empresas con mayor capacidad de adaptación y rapidez de respuesta serán las que mejor aprovechen las oportunidades que surjan de este proceso de transformación. En conjunto, la adopción de nuevos métodos de producción, la sostenibilidad y la apuesta por formar a los profesionales actuales y futuros convierten 2025 en un punto de inflexión para el sector manufacturero.
Algunos expertos de IFS señalan que el futuro de la fabricación está directamente vinculado a la decisión con la que las organizaciones pongan en marcha sus planes de digitalización e innovación. En su opinión, aquellas firmas que prioricen la transformación digital, refuercen sus compromisos con el medioambiente y cuenten con políticas efectivas de desarrollo del talento, podrán avanzar hacia un sector más resiliente y próspero.