La inteligencia artificial se ha convertido en algo prácticamente omnipresente en las empresas. Según el informe 2025 IDC AI PC Survey (realizado por IDC pero patrocinado por AMD), un 95% de las organizaciones encuestadas ya usan o están probando IA en entornos cloud para distintos casos de uso.
En promedio, el 43% de los empleados de dichas organizaciones, emplea herramientas de IA en su trabajo diario, lo que indica que la IA comienza a integrarse en las operaciones cotidianas. Además, un abrumador 97% de las empresas planea desplegar la IA a un número aún mayor de empleados en corto plazo, reflejando una clara intención de democratizar estas capacidades en todas las áreas del negocio.
En este contexto surge la era de los PCs con IA, equipos de última generación equipados con procesadores dedicados (unidades de procesamiento neuronal, NPU) para acelerar las tareas propias de la inteligencia artificial de forma local. Estos AI PCs permiten ejecutar modelos y algoritmos de la IA en el propio dispositivo, ofreciendo beneficios como baja latencia, mejora de la privacidad y seguridad de los datos al no depender constantemente de la nube, y una disminución de los costes asociados al procesamiento en servidores remotos.
Aunque esta categoría de ordenadores es todavía incipiente, los principales fabricantes ya están incorporando NPUs en sus gamas de PCs y portátiles; Microsoft, por ejemplo, junto a sus socios OEM, ha introducido funciones avanzadas en Windows 11 (Copilot, Windows Studio Effects, etc.) que aprovechan la IA local en equipos con NPUs de alta capacidad, lo que marca el inicio de una transición en la que la potencia de la IA se traslada, en parte, desde el centro de datos hacia el borde de la red, el llamado edge y que corresponde al equipo del usuario, transformando la forma en que las empresas pueden utilizar la IA en tiempo real.
Principales usos actuales y motivaciones para adoptar AI PCs
Los usos actuales que las empresas dan a la IA son diversos; entre los encuestados por IDC, los casos de uso más comunes incluyen el resumen de documentos (por ejemplo, la generación de sinopsis de informes, con un 76% de menciones), la creación asistida de contenidos (imágenes, presentaciones, texto; 65%) y la ciberseguridad (detección de fraudes y amenazas; 67%).
También se señalan aplicaciones en automatización de procesos, análisis predictivo y traducciones, entre otros ámbitos, una variedad que indica que la IA está siendo aplicada tanto para agilizar tareas administrativas rutinarias, como para mejorar la toma de decisiones y la detección de riesgos en tiempo real.
Las organizaciones están considerando la adopción de PCs con IA principalmente por las ventajas que prometen estos dispositivos. Los tres atributos más valorados de esta nueva categoría de PCs son la capacidad de brindar experiencias personalizadas a los empleados (destacada por un 77% de los encuestados), ayudar a mantener la privacidad de los datos localmente (75%) y prevenir riesgos de seguridad de manera proactiva (74%). Esencialmente, las empresas esperan que un PC equipado con hardware para potenciar la IA ofrezca entornos de trabajo más inteligentes y adaptados a cada usuario, a la vez que refuerza la protección de la información sensible.
Otro factor clave es la mejora de la eficiencia operativa. Una amplia mayoría (82%) anticipa un impacto positivo de estos equipos en sus empleados. Por ejemplo, se espera que los AI PCs contribuyan a eliminar tareas repetitivas mediante automatizaciones (algo mencionado por el 83% de los participantes) y que permitan a la plantilla centrarse en las tareas importantes, aumentando la productividad (76%) y fomentando la creatividad. Funcionalidades de IA integradas —como asistentes para resumir documentos largos, gestionar correos o programar reuniones— podrían liberar tiempo del personal para actividades de mayor valor añadido. Así mismo, al procesar datos localmente, muchos de estos sistemas reducirían la necesidad de enviar información a la nube, con el consecuente ahorro en costes de ancho de banda y servicios cloud, y potencial mejora del rendimiento percibido.
La confianza en el valor que aportarán los PCs con IA se refleja en la disposición de la inversión: el 87% de las organizaciones dice estar preparada para medir el retorno de la inversión (ROI) de desplegar estos equipos, mientras que más de la mitad incluso pagaría hasta un 10% adicional por dispositivos con capacidades de IA avanzadas (por encima de 40 TOPS, denominados «Copilot+ PCs»). De hecho, un 82% de las empresas planea adquirir algún PC con IA antes de que finalice 2025, consolidando la tendencia de adopción en el mercado corporativo.
Beneficios y mejoras esperadas
El informe subraya varios beneficios clave que los responsables de TI esperan obtener con la introducción de PCs con IA, siendo uno de ellos es el refuerzo de la seguridad y cumplimiento: al ejecutar algoritmos de IA directamente en el dispositivo, se minimiza la transmisión de datos sensibles a servidores externos, reduciendo la exposición a brechas de datos y facilitando el cumplimiento de las normativas de privacidad en sectores altamente regulados como la salud o las finanzas. Por ejemplo, un portátil con IA podría realizar análisis de fraude o diagnosticar imágenes médicas localmente, evitando que información confidencial salga de la red corporativa.
También se espera una mejora en la experiencia del empleado, ya que la personalización impulsada por la IA podría traducirse en asistentes digitales más contextuales, interfaces que se adaptan a las preferencias individuales, y formación automatizada según las necesidades de cada usuario. Estas funciones harían que cada empleado disponga de herramientas más inteligentes y ajustadas a su forma de trabajar, lo que redunda en una mayor satisfacción y efectividad.
Paralelamente, los AI PCs tienen el potencial de ser un aliado contra las ciberamenazas: gracias a sus capacidades de aprendizaje automático en tiempo real, podrían detectar y neutralizar malware, intentos de phishing u otras intrusiones de forma inmediata en el equipo, actuando como una capa adicional de defensa proactiva junto a las soluciones de seguridad tradicionales.
Un beneficio adicional destacado es la posible reducción de costes operativos a medio plazo. Al llevar a cabo muchas tareas de IA en sus propias infraestructuras, las empresas podrían optimizar el uso de la nube y las correspondientes suscripciones asociadas. IDC señala que el procesamiento local permite a las organizaciones predecir y contener mejor los gastos, al disminuir la dependencia de servicios cloud de alto coste.
Y un uso más eficiente de los recursos (tanto humanos como computacionales) contribuye a un menor coste total de propiedad de la infraestructura de TI, algo que el 74% de los encuestados espera mejorar con la adopción de AI PCs.
Desafíos para la adopción masiva
A pesar del entusiasmo, la adopción generalizada de la IA y de los PCs con IA conlleva desafíos importantes. En este sentido, el estudio identifica como principales barreras las preocupaciones por la privacidad de los datos (mencionado por un 36% de las organizaciones), los costes de implementación y escalado (31%) y el cumplimiento de las regulaciones vigentes (25%).
Muchas empresas muestran cautela ante el manejo de información sensible por herramientas de IA, temiendo posibles fugas o usos indebidos de los datos. Igualmente, los costes adicionales —ya sea por hardware especializado, desarrollo de modelos o consumo energético— generan dudas sobre cómo justificar estas inversiones a corto plazo. El aspecto regulatorio tampoco es menor: en entornos en los que las leyes de protección de datos son estrictas, desplegar IA requiere asegurar que se respeten todas las obligaciones legales, lo que a veces ralentiza los proyectos.
Relacionado con lo anterior, también aparecen inquietudes sobre la seguridad (26%) y la dificultad para integrar la IA en ciertos flujos de trabajo. Por ejemplo, un 32% de los encuestados cita riesgos de rendimiento de red o latencia al usar IA cloud, y alrededor de una cuarta parte menciona la falta de casos de uso claros o valor demostrado como impedimento.
En suma, aunque el valor potencial de los PCs con IA es elevado, los responsables de TI y compras deben equilibrarlo con una planificación cuidadosa: abordar políticas de privacidad robustas, calcular el ROI con pilotajes controlados, y asegurarse de que la introducción de IA respete tanto el presupuesto como el marco normativo de la organización.
Windows 11 impulsa la renovación tecnológica
La transición a Windows 11 está desempeñando un papel significativo en la adopción de PCs con IA. Muchas empresas se encuentran en pleno ciclo de actualización de sus equipos debido al fin de soporte de Windows 10, previsto para octubre de 2025. De acuerdo con la encuesta de IDC, a finales de 2024 aproximadamente el 58% de los ordenadores en las organizaciones aún funcionaban con Windows 10, y un 60% de los responsables planea reemplazar esos equipos antiguos directamente con nuevos PCs con Windows 11 (en vez de actualizar el software en el hardware existente).
Este relevo generacional de sistemas operativos coincide con la disponibilidad de hardware más moderno: la mayoría de los nuevos equipos en el mercado que corren Windows 11, ya incorporan capacidades de IA mejoradas, incluyendo NPUs en los modelos de gama alta.
La llegada de los AI PCs también ha servido como catalizador para acelerar estos planes de renovación. El 73% de las organizaciones señala que la aparición de PCs con capacidades de aceleración de IA ha apresurado sus calendarios de actualización de equipos, es decir, muchas empresas están adelantando la compra de nuevos ordenadores para aprovechar las ventajas de la IA integrada, en paralelo a la migración obligada hacia Windows 11.
Este doble impulso (fin de Windows 10 y promesa de los AI PCs) está provocando que 2024 y 2025 sean años de intensa inversión en la renovación del parque informático corporativo. Para los directores de TI y compras, se presenta una oportunidad de unir estrategias: al actualizar a Windows 11, optar por dispositivos preparados para IA, lo que permite realizar una inversión de cara a futuro, dotando a la organización de herramientas con mayor ciclo de vida útil y potencial para afrontar las demandas tecnológicas emergentes.