Desde noviembre de 2023, el Banco Central Europeo se encuentra inmerso en una fase de preparación de dos años para la llegada del euro digital, una iniciativa que busca trasladar las ventajas del dinero en efectivo al ámbito digital, al calor del éxito de las criptomonedas como el Bitcoin, y de la masiva adopción de los pagos con dispositivos inteligentes, cómo smartphones y smartwatches.
Este proyecto tiene como objetivo proporcionar un medio de pago complementario a los ciudadanos europeos que sea seguro, gratuito y accesible, contribuyendo a reducir la dependencia de esquemas de pago internacionales y proveedores no europeos.
En la fase en la que se encuentra en el momento de escribir estas líneas, se está elaborando un borrador del reglamento del esquema del euro digital, seleccionando proveedores potenciales para la infraestructura, y realizando experimentos y consultas con las partes interesadas.
Estas acciones deberían culminar en una decisión del Consejo de Gobierno del BCE a finales de 2025 sobre la continuidad del proyecto, que depende de la aprobación del marco legislativo de la Unión Europea.
La evolución del reglamento del esquema
El Grupo de Desarrollo del Reglamento (RDG) revisó una primera versión del reglamento (0.8) durante el primer trimestre de 2024, evaluando unas 2.500 observaciones realizadas por las partes interesadas, incluidas entidades bancarias, minoristas y consumidores. La siguiente versión integrará estándares mínimos de experiencia de usuario y medidas de gestión de riesgos, asegurando una aceptación armonizada en toda la zona euro.
Este reglamento, diseñado como un estándar abierto, permitirá actualizaciones para reflejar cambios legislativos y servirá de base para que el euro digital funcione como un medio de pago universal, similar al efectivo.
A partir de septiembre de 2024, el BCE inició investigaciones para entender las preferencias de los usuarios, enfocándose en límites de tenencia y casos de uso innovadores, como los pagos condicionales. Estas actividades, combinadas con talleres y asociaciones con actores del mercado, buscan garantizar que el euro digital sea útil tanto para consumidores como para pequeños comerciantes.
Paralelamente, se están explorando soluciones para transacciones sin conexión mediante chips seguros en dispositivos móviles. Estas opciones se discuten con fabricantes de dispositivos y proveedores técnicos, avanzando en estándares que permitan la integración en terminales de punto de venta actuales.
Retos y compromisos futuros
Según indican desde el BCE, este ha mantenido un diálogo constante con legisladores, asociaciones de consumidores y el público en general para garantizar que el euro digital atienda a las necesidades reales y respalde la autonomía estratégica europea. Asimismo, las consultas técnicas con bancos y proveedores de servicios de pago han sido clave para evaluar su impacto potencial en la estabilidad financiera y la implementación de las políticas monetarias.
Este próximo año 2025 será decisivo para concretar alianzas, definir detalles técnicos y evaluar los resultados de las investigaciones, acercando un posible lanzamiento del euro digital como una solución transformadora en el mercado de pagos de Europa, nos explican desde el mismo Banco Central Europeo.