En las últimas semanas, se han dado a conocer datos preliminares de un estudio mundial sobre el mercado de la telefonía que señalan que, a escala global, una parte significativa de la población entregará sus terminales antiguos a familiares o amigos a medida que adquieren los modelos más recientes.
No obstante, aunque aproximadamente un tercio de las personas recicle sus aparatos entre conocidos, más del 75% conserva al menos un teléfono sin uso, almacenado en casa. Durante el periodo navideño, la transmisión de móviles a otros miembros del entorno familiar se intensifica, lo que contribuye a que más del 40% de los dispositivos tengan una segunda o, incluso, una tercera vida.
Alrededor del 14% de los teléfonos actualmente en circulación fueron adquiridos en el mercado de los móviles reacondicionados, incluidas las unidades usadas. Por ejemplo, en el Reino Unido alrededor del 10% de los consumidores compran terminales reutilizados, frente a una media global del 4%.
Estas tendencias se enmarcan en un contexto en el que la venta de teléfonos de segunda mano creció un 6% a nivel mundial en 2023, mientras que la de terminales nuevos descendió un 4%. Se prevé que la reutilización y el reacondicionamiento sigan superando en ritmo de crecimiento al mercado de dispositivos completamente nuevos.
La retención de teléfonos antiguos es elevada, con entre 5.000 y 10.000 millones de dispositivos inactivos en todo el mundo. Una parte de los usuarios conserva sus aparatos como respaldo, mientras que otros reconocen que lo hacen para preservar fotografías u otros contenidos personales. Además, muchos desconocen el modo adecuado de reciclarlos. La obtención de una compensación económica y la certeza de que sus datos personales se borrarán correctamente figuran entre los principales incentivos que pueden animar a la gente a desprenderse de sus teléfonos inactivos.
Mercado de segunda mano y duración de los dispositivos
Datos preliminares de una encuesta global realizada por la GSMA, que se presentará con más detalle en el evento MWC Barcelona a celebrarse en marzo de este año que viene, apuntan a que la vida media de un teléfono antes de ser reemplazado ronda los tres años. La mayoría de los terminales se sustituyen entre el primer y el tercer año de uso. Además, cerca del 60% de los consumidores espera adquirir un nuevo dispositivo en un plazo de dos años. Los usuarios de mayor edad suelen conservar sus terminales más tiempo, superando con frecuencia los tres años de uso.
Entre las razones más comunes para el reemplazo destacan la duración de la batería y la pérdida de rendimiento, si bien la mitad de los consumidores afirma que cambiaría de teléfono simplemente por contar con el último modelo disponible. Asimismo, alrededor de tres cuartas partes de los encuestados disponen de al menos un terminal viejo guardado en casa, y casi la mitad tiene dos o más dispositivos inactivos.
Al mismo tiempo, cerca de la mitad de los consumidores otorga una gran importancia a la sostenibilidad a la hora de comprar su próximo teléfono, una tendencia más marcada entre las generaciones más jóvenes. De este modo, la relevancia de los criterios ambientales en la decisión de compra aumenta gradualmente, impulsando el interés por modelos concebidos con una mentalidad más acorde a la economía circular.
Circularidad y oportunidades para la industria
Desde la perspectiva del sector, el impulso hacia la economía circular abre numerosas oportunidades. Según responsables de la GSMA, existe una mayor concienciación sobre el impacto medioambiental de los terminales y un creciente interés por soluciones que permitan alargar su vida útil, garantizando procesos de recogida y reciclaje que ofrezcan seguridad y facilidad a los usuarios. De hecho, 16 operadores se han adherido ya a objetivos que fomentan la circularidad de los dispositivos. También se ha lanzado una plataforma para el reaprovechamiento de equipos de red, lo que disminuye la necesidad de producir nuevo equipamiento.
Países como Australia han adoptado objetivos y programas específicos de reciclaje de móviles, obteniendo tasas de recuperación destacadas. Además, reutilizar materiales valiosos procedentes de teléfonos inactivos reduce la necesidad de extraer nuevos recursos, disminuye el impacto en la biodiversidad y las comunidades locales, y contribuye a lograr las metas de Net Zero fijadas para 2050. Un teléfono reacondicionado apenas genera una décima parte del impacto medioambiental respecto a un terminal recién fabricado.
La GSMA calcula que, si se reciclaran adecuadamente unos 5.000 millones de teléfonos, se podrían recuperar recursos valorados en miles de millones de dólares, suficientes para fabricar baterías de vehículos eléctricos y otros dispositivos. Esto permitiría garantizar cadenas de suministro más estables y reducir las operaciones mineras. No obstante, el sector reconoce que para aumentar la tasa de retorno de terminales es necesario abordar las preocupaciones de los usuarios, principalmente la protección de datos personales y la conservación de recuerdos digitales importantes.