El Foro Económico Mundial ha publicado la última actualización de su Chief Economists Outlook, elaborado a partir de una encuesta realizada a comienzos de abril de 2025, y en el que concluye que el 79% de los economistas jefes consultados interpreta la actual sucesión de tensiones comerciales y nacionalismo económico como un cambio estructural de largo alcance, y no como una perturbación pasajera. Esto, a su vez, los lleva a concluir que la coyuntura ha empeorado desde principios de año, reduciendo la visibilidad sobre la demanda y complicando la asignación de capital.
Según el mismo estudio, el 82% de los expertos percibe la incertidumbre global en unos niveles «excepcionalmente elevados», y aunque el 56% confía en una mejora de las condiciones dentro de los próximos doce meses, casi la totalidad de los participantes (un 97%) sitúa la política comercial como el principal foco de dudas, por delante de la política monetaria (49%) y la fiscal (35%).
Esa nebulosa pesa sobre los indicadores clave: siete de cada diez economistas prevén un menor dinamismo en los intercambios internacionales, el 68% anticipa una desaceleración del PIB y el 62% calcula que habrá menos inversión extranjera directa.
La magnitud de la volatilidad está teniendo efectos directos sobre las compañías: el 87% de los encuestados espera que las organizaciones retrasen decisiones estratégicas, lo que eleva el riesgo de recesión. Además, persisten interrogantes sobre la sostenibilidad de la deuda, puesto que un 74% expresa inquietud tanto en economías avanzadas como emergentes. Paralelamente, el 86% cree que los gobiernos financiarán el aumento del gasto en defensa con mayor endeudamiento, lo que podría desplazar recursos destinados a servicios públicos e infraestructuras.
En este contexto, los responsables tecnológicos de las organizaciones deben anticipar ciclos de aprobación presupuestaria más lentos y reforzar la justificación de proyectos, en especial aquellos que requieran compromisos plurianuales o grandes desembolsos de capital.
Perspectivas divergentes por regiones
La visión sobre el crecimiento varía sustancialmente según la zona geográfica; a comienzos de abril, el 77% preveía un crecimiento débil o muy débil en Estados Unidos hasta 2025, acompañado de una inflación elevada (79%) y de la depreciación del dólar (76%). En contraste, por primera vez en varios años se detectaba cierto optimismo en Europa, ligado principalmente a la expansión fiscal prevista en Alemania.
China presenta un horizonte más templado: los economistas mostraron opiniones divididas acerca de si el país alcanzará el objetivo oficial del 5% de expansión este ejercicio. Al otro extremo del espectro se sitúa Asia Meridional, donde el 33% de los especialistas espera un crecimiento fuerte o muy fuerte durante 2025.
Frente a las turbulencias macroeconómicas, la inteligencia artificial emerge como vector de transformación. Casi la mitad de los economistas calcula que la IA añadirá entre 0 y 5 puntos porcentuales al PIB real mundial en la próxima década, y un 35% eleva la ganancia potencial hasta los 10 puntos. Entre los impulsores citados destacan la automatización de tareas (68%), la aceleración de la innovación (62%) y la aumentación del trabajador (49%).
El potencial, sin embargo, se equilibra con amenazas considerables; el 53% identifica la posible utilización de la IA para la desinformación y la desestabilización social como el mayor riesgo económico. También preocupan la concentración del poder de mercado (47%) y la disrupción de modelos de negocio consolidados (44%). A largo plazo, el 47% prevé un saldo neto negativo de puestos de trabajo, frente a un 19% que anticipa creación neta de empleo.
Para capturar los beneficios y mitigar los riesgos, los economistas reclaman medidas decididas. En el ámbito público se menciona, entre otras prioridades, la inversión en infraestructuras de IA (89%) y la promoción de su adopción en sectores clave (86%). Por su parte, las empresas deberán adaptar procesos centrales (95%), recualificar a sus plantillas (91%) y formar a sus directivos para liderar la transformación (83%).
Implicaciones para los responsables de TI
La combinación de la incertidumbre geoeconómica y las promesas de la IA, coloca a los CIO y a los responsables de compras tecnológicas ante un dilema complejo: mantener la agilidad estratégica para reaccionar a escenarios cambiantes, pero sin renunciar a las inversiones que habilitarán el crecimiento futuro. El Foro Económico Mundial insiste en la necesidad de coordinar políticas, acelerar la adopción de tecnologías transformadoras y asegurar la financiación adecuada para explorar su potencial.
El informe se enmarca en la iniciativa Future of Growth del Foro y confía en abrir un debate sobre vías concretas hacia un crecimiento sostenible e inclusivo. Para quienes toman las decisiones sobre la adopción y uso de tecnología en las empresas, la lección es nítida: en un entorno volátil resulta esencial combinar prudencia financiera con apuestas firmes por las herramientas que incrementen la resiliencia y la productividad.