El triunfo electoral de Donald Trump en los Estados Unidos ha impactado en la industria tecnológica como en otras áreas, y uno de los exponentes de dicho impacto ha sido que algunas redes sociales han eliminado sus programas de verificadores, cambiándolos por notas comunitarias como ya había hecho X (antigua Twitter) antes de las elecciones.
A partir de aquí, empresas como Meta han ido disolviendo sus grupos de verificadores independientes, amparándose en las notas comunitarias para desempeñar la misma función, lo cual ha generado tanto críticas por una parte de los internautas, como la bienvenida a este sistema por parte de otros.
Sin embargo, este movimiento que, a priori, parecería que solamente puede impactar en la identificación de fake news, también puede tener sus ramificaciones en el área de la seguridad informática, según explican desde Panda Security.
Según indican desde la firma española, los usuarios -y más todavía los jóvenes- no cuentan con formación ni herramientas suficientes para filtrar el inmenso volumen de contenido que circula a diario. El informe ‘Desinformación y discursos de odio en el entorno digital’, elaborado por Save the Children, revela que el 60% de los adolescentes acude a las redes sociales como canal principal para informarse, por delante incluso de otros medios tradicionales. Casi la mitad no sabe reconocer siempre cuándo una noticia es falsa ni se plantea contrastarla, lo que los convierte, según señalan expertos, en un blanco fácil para cibercriminales.
El impacto en la seguridad y las consecuencias de la desinformación
La proliferación de noticias imprecisas afecta a la opinión pública, genera confusión y puede derivar en la toma de decisiones basadas en información poco fiable. El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) advierte de que estos contenidos también pueden ocasionar daños en la reputación de personas o instituciones y ser utilizados para la propagación de malware, el robo de credenciales y otras actividades delictivas. La interacción constante de los más jóvenes con las redes, potencia aún más estos riesgos, ya que suelen confiar en lo que ven online sin verificarlo.
Los datos del Observatorio de la Ciberseguridad de Panda Security muestran que casi la mitad de los españoles recibe con frecuencia noticias falsas. En 2014, la desaparición del vuelo de Malaysian Airlines fue aprovechada por ciberdelincuentes para difundir mensajes infectados que explotaban el interés mundial en dicho suceso. De la misma manera, el phishing y el clickjacking encuentran en los titulares sensacionalistas un punto de apoyo para atraer la atención de usuarios que buscan información sin detenerse a cuestionar su origen.
La capacidad de las redes para personalizar contenidos basándose en algoritmos que registran gustos e intereses crea un contexto en el que la desinformación puede expandirse con rapidez. Las plataformas más populares, como Facebook, Instagram o X, tienden a mostrar al usuario contenidos que se ajustan a sus preferencias, facilitando la proliferación de bulos y la formación de “filtros burbuja”. La eliminación de las verificaciones añade un grado mayor de vulnerabilidad a este escenario.
La necesidad de cooperación y educación mediática
La recomendación de INCIBE pasa por examinar con detenimiento las noticias antes de tomarlas como ciertas, recelando de aquellas que apelan al morbo, no ofrecen datos verificables o insisten en ser compartidas masivamente. Aun así, algunas voces del sector señalan que, ante la ausencia de mecanismos de control, dejar la lucha contra la desinformación en manos del usuario es insuficiente para frenar la propagación de contenidos dudosos, especialmente entre los más jóvenes.
Desde Panda Security se insiste en la importancia de la colaboración entre organismos públicos y empresas tecnológicas. La falta de cooperación real, según su perspectiva, podría convertir las redes sociales en espacios sin regulación, donde los fakes news se extiendan sin límite. El debate gira en torno a la libertad de expresión y la responsabilidad compartida, ya que el panorama actual supera lo meramente informativo y afecta también a la seguridad y a la formación crítica de la ciudadanía.