El mercado de chips de IA encadena tres años de expansión cercana al 30% anual. Tras el avance del 32% registrado en 2024, las estimaciones de Gartner señalan otro incremento del 29% en 2025, que elevará la facturación global hasta los 92.000 millones de dólares. El ritmo responde a la mejora continua de los algoritmos de aprendizaje automático, al crecimiento del uso de la nube y al impulso de nuevas empresas especializadas en inteligencia artificial.
La velocidad de expansión equivale a sumar, de media, unos 20.000 millones por ejercicio. Con esta progresión, los analistas proyectan que el sector superará la marca de 100.000 millones de dólares en el primer semestre de 2026, a pesar de un inicio de año complicado para la tecnología en su conjunto.
La demanda se mantiene elevada incluso en un entorno de oferta limitada, restricciones de exportación y acopio preventivo de dispositivos, factores que encarecen los componentes y tensionan la cadena de suministro.
Las previsiones sitúan a los chips de IA como uno de los segmentos más dinámicos del ecosistema de inteligencia artificial. Con la valoración esperada para 2026, el mercado quedará un 40% por debajo del tamaño del aprendizaje automático, pero triplicará el volumen combinado de robótica y visión por computador, y superará en torno al 30% el de procesamiento del lenguaje natural.
El crecimiento se apoya en la convergencia de cargas de trabajo cada vez más exigentes y la necesidad de reducir la latencia en aplicaciones críticas. No obstante, la presión sobre la oferta (agravada por las restricciones regulatorias y la elevada concentración de fabricación) continúa empujando al alza los precios y prolongando los plazos de entrega.
Impacto en los gigantes del silicio
El optimismo sobre la demanda no se ha trasladado todavía a los valores bursátiles de los principales fabricantes. Desde enero, NVIDIA, Google, AMD, Amazon e Intel han perdido de forma conjunta más de 1,1 billones de dólares de capitalización. Tanto NVIDIA como Google han recortado más de 400.000 millones cada una, mientras Amazon ha cedido 270.000 millones y AMD cerca de 30.000 millones.
La excepción es Intel, cuya capitalización ha repuntado en 7.200 millones de dólares durante 2025, tras un ejercicio anterior lastrado por la competencia y los retrasos productivos. El contraste subraya la volatilidad del mercado de semiconductores, donde la fuerte demanda convive con ciclos de inversión prolongados y una visibilidad limitada sobre la capacidad de fabricación adicional.
Para los responsables de compras tecnológicas, la combinación de aumento estructural de la demanda y correcciones bursátiles plantea un escenario dual: por un lado, presiona los presupuestos mediante la escasez de chips; por otro, abre oportunidades de negociación con proveedores que buscan asegurar pedidos estables en un contexto financiero más frágil.