El reciente apagón que afectó a España, Portugal y el sur de Francia, ha puesto en jaque la resiliencia digital de numerosas organizaciones. La magnitud de la interrupción ha revelado que muchas infraestructuras críticas carecen de garantías suficientes para mantener sus servicios en funcionamiento durante sucesos de gran impacto.
Para los responsables de TI, este tipo de eventos ya no son hechos aislados: ciberataques, fenómenos meteorológicos extremos, problemas en la cadena de suministro o tensiones geopolíticas pueden disparar cortes inesperados con frecuencia.
Según Pablo Vera, Country Manager de Zscaler en España y Portugal, los directivos exigen hoy evidencias claras de que sus empresas están preparadas para afrontar interrupciones de gran escala.
De la redundancia a la diversidad geográfica
Tener un sistema de respaldo en la misma región que el principal no basta: un fallo regional puede dejar fuera de servicio ambas infraestructuras simultáneamente. La estrategia debe incorporar una auténtica diversidad geográfica, desplegando equipamiento en distintas ubicaciones, países y proveedores.
Además, la selección de socios de nube y centros de datos debe evaluarse no solo por sus capacidades técnicas, sino por su preparación operativa. Es esencial que cuenten con fuentes de energía independientes y acuerdos de suministro de combustible para mantener activos los generadores en caso de emergencia.
Más allá de los planes sobre el papel
Los planes de continuidad y recuperación ante desastres (BC/DR) suelen resultar insuficientes si no se ponen a prueba. Las empresas deben demostrar su capacidad de detectar incidentes de forma inmediata, coordinar la respuesta y asegurar la continuidad de los servicios críticos aun durante interrupciones prolongadas.
Así mismo, es necesario abordar el realismo en la recuperación. El reinicio masivo de sistemas tras un fallo no es instantáneo, y la plena restauración puede complicarse si persisten cortes de terceros. Por ello, las organizaciones han de ensayar estos procesos con simulaciones que reflejen escenarios reales.
Verificar la resiliencia de los proveedores
Dado que gran parte de la infraestructura digital recae en servicios externos, la confianza en los proveedores no puede limitarse a los acuerdos de nivel de servicio. Es preciso evaluar su cobertura geográfica, su capacidad de respaldo, el control sobre su infraestructura física y su dependencia de terceros antes de formalizar cualquier contrato.
Los consejos de administración ya no aceptan promesas basadas en experiencias pasadas o políticas internas. Exigen a los CIO y CISO pruebas medibles de que los cimientos técnicos del negocio pueden soportar cualquier contingencia, ya sea un desastre natural, un ciberataque o un fallo sistémico fuera de control.