¿Cómo nos daremos cuenta de que empieza la Tercera Guerra Mundial?

Álvaro Sánchez, CEO de la tecnológica española Integrasys, ha detallado cómo podríamos detectar una fuerza de invasión y monitorizar sus movimientos.
18 de junio, 2025

Aunque la pregunta del título de esta noticia puede sonar muy ‘peliculera’ (concretamente, de esos films en los que los estadounidenses acaban resolviendo la situación), la respuesta se basa en situaciones que ya se han dado en el pasado reciente. Y es que, para preparar bien su defensa, la OTAN puede tener constantemente una fuerza en alerta en las fronteras de sus estados miembro (lo que incrementa la tensión y puede derivar en incidentes que terminen de forma indeseada para todos), o puede fiarse de unas tecnologías que le permite tanto predecir un ataque, como responder a él.

Álvaro Sánchez, CEO de la española Integrasys, firma tecnológica dedicada a las aplicaciones de defensa que trabaja para clientes en todo el mundo entre los que se cuenta también el Ministerio de Defensa de España o las distintas ramas del ejército estadounidense, además del Ministerio de Defensa de Ucrania y entre otros, explicaba este pasado martes en un evento en Madrid, como son las tecnologías de la información y la comunicación que, en el día de hoy, permiten a las fuerzas de defensa de los países de la OTAN detectar y responder desde el primer momento a una agresión.

Asumiendo un ataque terrestre a lo largo de las fronteras orientales de la alianza por parte de un enemigo sin especificar (pero que todos bien sabemos cual es…), los primeros indicios de que “algo se está cociendo” nos llegan a través de la inteligencia de toda la vida, pero revolucionada y ‘supervitaminada’ gracias al uso de las nuevas tecnologías y, precisamente, por el uso de estas por parte de la fuerza agresora.

Porque cualquier ataque por tierra vendrá precedido por operaciones en el dominio ciber e interferencias en el espectro radioeléctrico, como la interferencia de las señales de geoposicionamiento (GPS) tal como ya hemos visto alguna vez en regiones del Mar del Norte, lo cual ha provocado algunos quebraderos de cabeza a aviones de líneas aéreas civiles.

También veremos la interrupción de las comunicaciones, la interferencia de las frecuencias que utilizan los drones para comunicarse entre ellos y con el operador responsable, y una oleada de ciberataques, todo ello simultáneamente y con la intención de dejar “ciegos” a los mandos de los ejércitos aliados sobre lo que está pasando en el sitio en el que esté teniendo lugar la invasión.

A estos ataques, se puede responder con contramedidas, como las que produce la misma Integrasys para volar drones con controles resistentes a interferencias, o bien disponer de comunicaciones resilientes y seguras, resistentes a las interferencias provocadas por el enemigo.

No necesitamos tener algunas de dichas contramedidas desplegadas continuamente sobre el terreno, porque la vigilancia satelital, la monitorización del espectro radioeléctrico próximo, y otras fuentes de información, nos pueden facilitar datos de movimientos de tropas que se estacionen cerca de las fronteras, con actividades y movimientos inusuales para la rutina e, incluso, para unas maniobras.

Por ejemplo, podemos tener movimientos de aviones que se estacionan en aeródromos más cercanos al futuro frente de batalla, que se salen de lo normal, cuyas imágenes (difíciles de ocultar, por otro lado) se analizan con inteligencia artificial para reconocer el modelo de cada aeronave. Si hablamos de submarinos, podemos verlos incluso si se encuentran sumergidos a uno o dos metros debajo del agua, una circunstancia que se puede dar mientras están en puerto.

Actualmente, la imagen satelital, con una resolución de entre 20 y 30 cm, puede captar vehículos y grandes concentraciones de tropas, pero no es adecuada para el seguimiento individualizado a personas, porque en las imágenes una persona sola puede pasar desapercibida. Por lo tanto, esta circunstancia puede provocar que ciertos movimientos de tropas (como comandos) puedan pasar desapercibidos a la inteligencia aliada.

Entre los aspectos críticos de esta primera fase de las operaciones que he explicado, también se encuentra el de detectar y geolocalizar el origen de las interferencias y de la denegación de señal de GPS para saber claramente en qué escenario nos encontramos y donde debemos golpear.

A partir de aquí, todo irá muy deprisa porque, según Sánchez, los ataques en los dominios ciber y de la radiofrecuencia, llegarán simultáneamente a la invasión de tropas y, para devolver el golpe inicial, será necesario desplegar el resto de las fuerzas de la OTAN, protegiendo tanto sus comunicaciones (aspecto vital en la guerra moderna), como su posición, “cegando” la inteligencia enemiga para que ellos no dispongan de ninguna información y, en cambio, el alto mando de la OTAN sepa exactamente cuáles son las cartas que están en juego sobre la mesa.

Esto también incluye prácticas como la realización de spoofing a los drones y misiles enemigos, de manera que la información que les llega de su posición sea errónea, y acaben impactando en áreas lo más desérticas posibles, en las que no toquen ningún objetivo ni puedan matar a nadie. Y, evidentemente, cegar de alguna forma los satélites enemigos o interferir la señal que mandan desde el espacio para cortar el flujo de información de inteligencia que llega al alter ego imaginario del enemigo que todos sabemos.

Cabe decir que, con ligeras variaciones, el escenario explicado será el mismo para un conflicto en el este de Europa (la disertación de Sánchez se ha basado en la experiencia ganada por la compañía en la invasión rusa de Ucrania), que para uno en el Pacífico entre China y Estados Unidos.

Con una historia de tres décadas y media a sus espaldas, Integrasys empezó vendiendo sus productos y servicios principalmente al ejército de los Estados Unidos, y vendiendo más fuera de España que dentro del propio país que la vio nacer y crecer (más concretamente, entre Las Rozas, en Madrid, y Sevilla, aunque también tienen centros de desarrollo en Luxemburgo y Reino Unido). Su actividad se centra principalmente en soluciones para garantizar la robustez de las comunicaciones y la superioridad en el espectro radioeléctrico, suministrando también datos de inteligencia, y trabaja con partners de todo el mundo (nuevamente, más de fuera que de la propia España; y es que nadie es profeta en su propia tierra…).

Una circunstancia que potenció su actividad fue la entrada en servicio de la red satelital Starlink de la SpaceX de Elon Musk que, paradójicamente, perjudicó a algunos de sus clientes, pero les permitió desarrollar un portal que ofrece monitorización con los datos de este y otros servicios y constelaciones satelitales, centralizando toda la información en un único repositorio.