La tecnología de conducción autónoma está entrando en una fase de expansión acelerada, según el último informe de la firma de análisis Berg Insight. En 2024, el 68,6 % de los coches vendidos a nivel mundial ya incorporaban funciones de automatización equivalentes al nivel 1 (L1) de la clasificación SAE o superiores, y se espera que esta proporción alcance el 90,4% en 2030.
El crecimiento más destacado se dará en los sistemas de nivel 2 (L2), que permiten automatizar ciertas funciones de conducción manteniendo al conductor responsable. Según el informe, la penetración de estos sistemas pasará del 28,1% en 2024 al 51,2% en 2030.
Las capacidades de conducción autónoma de nivel 3 (L3) y nivel 4 (L4) también ganarán protagonismo en los próximos años. Berg Insight prevé que en 2030 se venderán 7,7 millones de vehículos con tecnología L3, lo que representará el 8,6% de todos los nuevos coches. Además, alrededor de 2,6 millones de unidades contarán con funciones L4, equivalentes al 2,9% del total de ventas.
Actualmente, los fabricantes pioneros en L3 son Mercedes-Benz, con su sistema Drive Pilot lanzado en 2023 en Estados Unidos, y BMW, que desde agosto de 2024 ofrece BMW Personal Pilot L3 en Alemania. Otros fabricantes, incluidos Tesla, Ford, General Motors, Audi, Toyota, Nissan y Hyundai, ya integran sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS) en distintos niveles.
Los fabricantes chinos, por su parte, están ganando terreno rápidamente en la implementación de soluciones ADAS sofisticadas. Entre los más destacados figuran BYD Auto, NIO, Geely, Chery, Li Auto o SAIC.
Un entorno normativo en transformación
El desarrollo de la conducción autónoma depende en gran medida del marco regulatorio, que varía considerablemente según la región. Históricamente, Estados Unidos y China han adoptado una postura más flexible en las fases iniciales de prueba y despliegue, mientras que Europa ha mostrado un enfoque más cauteloso, centrado en la seguridad. No obstante, los marcos normativos evolucionan con rapidez, en un intento de equilibrar innovación y protección de los usuarios.
El sector de los robotaxis es un campo en pleno auge, especialmente en EE. UU. y China, donde empresas como Waymo, Baidu, Pony.AI, WeRide o DiDi Autonomous Driving ya ofrecen servicios operativos en ciudades seleccionadas.
El despliegue de vehículos autónomos depende de un ecosistema industrial complejo que incluye: fabricantes de componentes, empresas tecnológicas, desarrolladores de software y proveedores de semiconductores. Entre los proveedores de primer nivel más relevantes a nivel global figuran Bosch, Continental, ZF Group, Magna, Valeo, Aptiv y Hyundai Mobis, que suministran sensores, plataformas de computación central y soluciones de automatización integradas.
En el ámbito de los semiconductores, actores clave como NVIDIA, Qualcomm, Mobileye y Renesas están desarrollando chips específicos para conducción autónoma, que combinan procesamiento de altas prestaciones con capacidades avanzadas de inteligencia artificial. Estos componentes son esenciales para dotar a los vehículos de autonomía real y segura.
China también está consolidando su red de proveedores locales, con compañías como Desay SV Automotive, HiRain Technologies, Momenta o Huawei desafiando la hegemonía de los proveedores tradicionales en el mercado de ADAS y conducción autónoma.
El informe de Berg Insight confirma que la próxima década será clave para la transición hacia la conducción automatizada, con avances tanto en tecnología como en aceptación del mercado. La combinación de innovación tecnológica, competencia global y adaptación regulatoria marcará el ritmo de esta transformación.