Ciberseguridad en universidades: solo el 39% cuenta con un plan integral de protección

Las instituciones educativas, a menudo con menos recursos para seguridad, enfrentan un aumento de ciberamenazas que comprometen datos y sistemas esenciales para la continuidad académica.
13 de noviembre, 2024
Ciberseguridad en universidades: solo el 39% cuenta con un plan integral de protección

La ciberseguridad es ya una prioridad para el sector educativo, donde el creciente uso de redes y herramientas digitales ha ampliado la superficie de ataque, especialmente en universidades. Según datos de IBM, solo el 39% de las universidades dispone de un plan de ciberseguridad integral, un porcentaje alarmante si se considera que estos centros custodian información confidencial de alumnos, profesores, y personal laboral y, por lo tanto, son objetivos de ataques sofisticados como el malware o el ransomware.

La falta de inversión es otro factor crítico: un estudio de Gartner indica que el gasto en ciberseguridad en el sector educativo es un 60% menor que en otros sectores. Esto puede resultar costoso para las universidades, ya que un ataque de denegación de servicio (DDoS) puede llegar a costar 40.000 dólares por hora, según el Ponemon Institute.

Principales ciberriesgos en el sector educativo

La plataforma Armatum ha identificado los mayores riesgos para el sector educativo gracias a una IA que analiza datos sobre incidentes en tiempo real a nivel mundial, manteniendo una base de datos actuarial que cuantifica económicamente los impactos de posibles ciberataques. Entre los principales riesgos destacan:

Interrupción de actividades: los ataques de ransomware pueden paralizar sistemas críticos, afectando a la continuidad de proyectos de investigación y la administración de estudiantes. Esto no solo interrumpe la operatividad diaria, sino que genera pérdidas financieras significativas.

Daño reputacional: una percepción de inseguridad puede dañar la imagen de la universidad y desalentar la inscripción de futuros estudiantes, además de dificultar la captación de fondos y donaciones para investigación.

Robo de propiedad intelectual: universidades de vanguardia en investigación pueden ser blanco de robos de datos de investigaciones científicas y patentes, lo que supone pérdidas económicas y científicas de gran magnitud.

Pérdida financiera: la recuperación de un ciberataque implica altos costes en términos de respuesta, recuperación y posibles sanciones legales. Este impacto financiero puede prolongarse en el tiempo.

Necesidad de monitorización y prevención

Para Manuel Carpio, director de ciberseguridad en Armatum, es fundamental que las universidades inviertan en monitorización continua y detección de vulnerabilidades para anticipar posibles ataques y minimizar riesgos. En sus palabras, “la inversión en ciberseguridad no es un gasto, sino una necesidad crucial para proteger la integridad de las instituciones, la privacidad de su comunidad y la continuidad de su labor académica”.

En un contexto en el que los ciberataques al sector educativo se intensifican, contar con una estrategia de ciberseguridad adecuada es esencial para salvaguardar datos, reputación y operaciones académicas frente a las amenazas digitales.