Bosch apuesta por la impresión 3D en metal con un nuevo centro de producción de alta capacidad

La compañía invierte seis millones de euros en una planta en Núremberg que permitirá fabricar en serie componentes metálicos complejos y reducir significativamente los tiempos de desarrollo de productos industriales.
5 de mayo, 2025

Bosch ha inaugurado un centro de impresión 3D de metal en su planta de Núremberg, tras una inversión cercana a los seis millones de euros. Con esta instalación, se convierte en el primer proveedor de automoción Tier-1 en Europa en contar con una infraestructura de este nivel dedicada a la fabricación aditiva metálica a escala industrial. El objetivo es acelerar la producción en serie de piezas complejas, como bloques de motor o carcasas para sistemas eléctricos, con una capacidad de hasta 10.000 kilogramos anuales y una velocidad de fabricación de 1.000 cm³ por hora.

La instalación cuenta con una impresora Nikon SLM Solutions NXG XII 600, equipada con doce láseres que permiten fundir capa por capa el polvo metálico con alta precisión. Este sistema habilita la producción de estructuras geométricamente complejas que no pueden lograrse con los métodos de fresado convencionales. Según datos facilitados por la compañía, este proceso es hasta cinco veces más rápido que tecnologías de impresión anteriores, lo que supone un salto cualitativo en términos de agilidad y eficiencia.

Fabricación sin moldes y sin desperdicio de material

Uno de los principales beneficios de esta tecnología es la posibilidad de eliminar etapas tradicionales del proceso industrial, como la construcción de moldes de fundición. Mientras que el desarrollo de un componente como un bloque motor podía requerir hasta tres años en sistemas convencionales —incluidos 18 meses solo para el molde—, la impresión 3D permite reducir este plazo a solo unos días, transmitiendo directamente los datos CAD a la impresora.

El nuevo sistema permite producir componentes sin necesidad de utillajes adicionales, facilitando la fabricación bajo demanda de piezas inacabadas, optimizando los recursos y reduciendo casi por completo el desperdicio de material. Además, abre nuevas posibilidades de diseño al poder crear canales internos, cavidades curvas y estructuras cerradas, imposibles con técnicas de mecanizado tradicionales.

La fábrica de Bosch en Núremberg utilizará esta capacidad para producir piezas destinadas a sectores como el automóvil eléctrico, la movilidad basada en hidrógeno, el deporte del motor e incluso aplicaciones en las industrias energética y aeroespacial.

Avance en la industrialización de la fabricación aditiva

Con este paso, Bosch refuerza su estrategia de industrialización de la impresión 3D de metal, consolidando su posición en la transición hacia una producción más flexible, ágil y sostenible. Esta apuesta tecnológica forma parte del objetivo de la compañía de acortar los tiempos de llegada al mercado y adaptar su modelo industrial a entornos en los que la velocidad y la personalización ganan protagonismo frente a las economías de escala tradicionales.

La inversión también representa un movimiento estratégico de cara a ampliar la aplicabilidad de la impresión 3D más allá del sector automotriz. Según fuentes de la empresa, la nueva tecnología podría encontrar desarrollos futuros en energía y aviación, sectores donde la optimización del diseño, el peso reducido y la producción bajo demanda resultan especialmente relevantes.